Fue el libro elegido para nuestro encuentro de tertulia literaria. Y aunque esta vez me la perdí por encontrarme fuera el día elegido, sí que envié una pequeña nota a mis amigas con mis reflexiones y opiniones para que las pusieran en común, y así poder estar sin estar y sentirme presente incluso en la ausencia. Al tiempo les pedía me hicieran llegar de alguna forma lo que ellas habían comentado porque me sabía mal publicar esta entrada en el blog sin sus voces oyendose a través de mis palabras escritas.
Costó un poquito. La falta de tiempo, el atropello de los quehaceres cotidianos, el "lo hago mañana", pasaron factura... y pasaron los días sin noticias. Ya me estaba haciendo a la idea de que el comentario tendría que ser solamente mío cuando por fin me llegaron las palabras esperadas. Recogí los mensajes, los unifiqué... Y las voces de la tertulia se pronunciaron sobre las voces del desierto...
Quizá el libro, como literatura, no tiene un buen estilo; puede que incluso parezca un cuento. Pero al igual que en las historias infantiles se nos ofrece lo narrado como el contrapunto al tipo de valores que se fomentan en nuestra sociedad: la maravillosa importancia de ser humanos, el increible hallazgo del interior de cada uno, el descubrimiento y disfrute del juego sin ganadores ni perdedores, el respeto a la experiencia, el difícil arte del desprendimiento, la aceptación de las cosas como son, la vivencia corpórea de la espiritualidad, el triunfo del hemisferio derecho del cerebro (aquel dónde se fomenta la intuición y la creatividad) sobre el hemisferio izquierdo (el del razonamiento, las matemáticas, la lógica).
Quizá se barajen demasiados estereotipos. Quizá suene todo a fantasía. Quizá sea un cuento más eso del destino... Quizá no nos diga nada nuevo. Quizá lo mismo lo hayamos oído, o leído, o visto en películas, o presenciado en documentales. Quizá nos podamos poner críticos con los fallos del lenguaje o la expresión. Quizá podamos dudar sobre el mensaje y la forma de transmitirlo. Quizá...
Pero, aún así, nos pude ayudar a entender la vida de otra manera, a apreciar lo poco que se necesita para “sentirse realizado”, a comprobar que“a cada día le basta su afán”, y vivenciar el lado positivo de todas las cosas habidas y por haber.
Es tan sencillo como atreverse a pensar que la telepatía tiene mucho que ver con el conocimiento profundo de los otros; que no es fácil en un mundo de inquietudes y actividades permanentes hacer de la discreción un don cercano a la invisibilidad, pero que se puede conseguir; que la moralidad tiene que respetar siempre las reglas de la Naturaleza, que son siempre buenas aunque nos cueste entenderlas; y que para ser verdaderos seres humanos tenemos que poner en funcionamiento todos los elementos que nos componen: el cuerpo, el espíritu, el alma y la mente, y hacerlos danzar al unísono para que seamos portadores de armonía y equilibrio.
No hay nada "grande" en el libro, ni acciones trepidantes, ni emociones desmesuradas, ni personajes capaces de "enamorarnos". Pero sí hay algo que nos enseña: que las mejores voces, las que nos perturban, las que nos hacen reconocernos, las que nos van marcando caminos, solamente pueden ser escuchadas con claridad en el silencio de nuestros desiertos.
http://youtu.be/pl1TLsOYahw
ResponderEliminarhttp://youtu.be/Ijz7L6KrJQE
Son dos vídeos que completan una conferencia donde una doctora relata una experiencia personal maravillosa y que me encantaría compartirla con vosotras: CUANDO LA CIENCIA Y LA ESPIRITUALIDAD SE UNEN EN LA VIVENCIA DE UNA PERSONA.
Un beso Charo...ya eres cara de ver!
El silencio...qué razón tienes. Nos da miedo nos inquieta, nos dice demasiadas cosas ese silencio.
ResponderEliminarComo siempre un resumen precioso.
gracias, Charo.