He paseado sus calles, he observado sus gentes, y admirado ese ambiente entre añejo y bohemio que desprende la vieja ciudad a orillas del Duero. Me he mojado bajo una fina lluvia que ha dejado brillos de plata en los adoquines de las estrechas callejuelas, he cansado mis piernas subiendo y bajando las empinadas cuestas que configuran la antigua urbe, he aguantado estoicamente el calor de las horas centrales del día mientras aparecía un lugar donde comer, he respirado el frescor de las noches inundadas por la blanquecina luz de una luna redonda, grande, llena... He sido viajera en Oporto.
QUIZÁ ESTE MOMENTO...
QUIZÁ ESTE MOMENTO...
La vida es un discurrir de momentos. Suelen sucederse sin que apenas reparemos en lo que nos están ofreciendo. Y, sin embargo, en algunas ocasiones, alguno de ellos, se hace presente y nos hace ser conscientes de nuestra propia existencia...
La vida es un discurrir de momentos. Suelen sucederse sin que apenas reparemos en lo que nos están ofreciendo. Y, sin embargo, en algunas ocasiones, alguno de ellos, se hace presente y nos hace ser conscientes de nuestra propia existencia...
miércoles, 6 de junio de 2012
DÍAS EN OPORTO
He paseado sus calles, he observado sus gentes, y admirado ese ambiente entre añejo y bohemio que desprende la vieja ciudad a orillas del Duero. Me he mojado bajo una fina lluvia que ha dejado brillos de plata en los adoquines de las estrechas callejuelas, he cansado mis piernas subiendo y bajando las empinadas cuestas que configuran la antigua urbe, he aguantado estoicamente el calor de las horas centrales del día mientras aparecía un lugar donde comer, he respirado el frescor de las noches inundadas por la blanquecina luz de una luna redonda, grande, llena... He sido viajera en Oporto.
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