En el lago
Es posible pintar el aire. Hacer de la luz la gran protagonista del lienzo hasta el punto de vestirle y darle cuerpo. Conseguir que los elementos materiales (las hojas, las ramas, las personas) se transformen en el aire mismo, en su movimiento y en su temperatura.
Realismo, impresionismo, romanticismo, parecen conjurarse en esta escena donde las figuras humanas obtienen la importancia justa dentro del paisaje.
A Camille Corot le gustaba pintar al aire libre. Pasarse horas inmensas con su caballete y sus pinceles tratando de capturar la melancolía, reparando en aquello que otros ojos tenían dificultad para ver.
A este respecto decía George Moore, crítico y amigo de Manet:
"Sólo vi a Corot una vez. Fue en uno de esos bosques de los alrededores de París adonde yo había ido a pintar. Me encontré allí por casualidad con un señor anciano sentado delante de su caballete en medio de un agradable claro. Después de haber admirado su trabajo, me atreví a decirle:`Maestro, lo que usted hace es encantador, pero no consigo encontrar en el paisaje que tenemos delante lo que veo en su composición´Y éste respondió: `Mi primer término se encuentra allá lejos´y, en efecto, a unos ciento cincuenta metros su paisaje surgía de entre las brumas de un vallecillo extendiéndose más allá de donde alcanzaba la vista hasta un arroyo".
Y es que entre nuestra visión de las cosas y la suya hay espacios extensos.
Él, con su perspectiva lejana, conseguía sencillamente eso: pintar el aire.
A este respecto decía George Moore, crítico y amigo de Manet:
"Sólo vi a Corot una vez. Fue en uno de esos bosques de los alrededores de París adonde yo había ido a pintar. Me encontré allí por casualidad con un señor anciano sentado delante de su caballete en medio de un agradable claro. Después de haber admirado su trabajo, me atreví a decirle:`Maestro, lo que usted hace es encantador, pero no consigo encontrar en el paisaje que tenemos delante lo que veo en su composición´Y éste respondió: `Mi primer término se encuentra allá lejos´y, en efecto, a unos ciento cincuenta metros su paisaje surgía de entre las brumas de un vallecillo extendiéndose más allá de donde alcanzaba la vista hasta un arroyo".
Y es que entre nuestra visión de las cosas y la suya hay espacios extensos.
Él, con su perspectiva lejana, conseguía sencillamente eso: pintar el aire.
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