(Hablando de Cuba a través de los poemas de Guerrero y Silvio Rodríguez)
Recital de La Barraca 2013
Está
repleta de contrastes (los propios, los que la imprimen el carácter que posee,
y los ajenos, los que conseguimos forjar quienes la miramos). Y está repleta
también de maravillosas (e inquietantes) contradicciones. Cuba siempre será
tierra que se brinda a opiniones encontradas, a divergentes simpatías, a
encendidas emociones, y ante la que siempre es difícil mantenerse indiferente.
Nos
enamora con su lentitud cálida, con su gente tranquila y curiosa siempre
dispuesta a la ayuda, con su Habana vieja de calles estrechas y ardientes, con
su forzado abandono de todo lo que un día fue y ya no es, con sus ritmos de
reminiscencias africanas, con el son y la conga, con su natural manera de llevar a la calle lo
doméstico, con sus rostros siempre inclinados a la sonrisa, con su vegetación y
sus frutos, con su espíritu de lucha. Y nos desconcierta quizá por todo ello.
Quizá también porque la idea de libertad que tenemos no se adecúa a la que allí
se vive. Y sin embargo, muchos de ellos no reparan en proclamar que la libertad
es precisamente eso. Y siguen luchando por un ideal que a nosotros nos puede saber
a utopía fallida.
Y
ciertamente habrá cosas que se hagan bien, y otras que se hagan mal. Pero ahí
están. Empecinados en demostrarnos que otra manera de vivir es posible.
Diciéndonos a través de los hijos que pare, a través de sus poetas, a través de
sus trovadores, a través de su arte y de su cultura, que si bien nada es
perfecto, hay unos ideales mejores que otros. Y que a pesar de todos los
defectos, no es conveniente separar la mirada de los intentos del hombre por
construir mundos y sociedades más justas.
Con
todo ello, hemos querido que la elección de estos dos poetas sirva como
exponente de esa tierra de amor y lucha.
A
Guerrero apenas le conocemos, sabemos de él que cumple prisión en EEUU por
infiltrarse en grupos terroristas norteamericanos que gestaban acciones contra
Cuba a fin de mantener informado al gobierno de la isla. Recogemos aquí sus
poemas, escritos desde la cárcel, que apenas si nos mencionan la vertiente
política de su ser, que nos hablan de la más necesaria y primigenia razón de
existir: el amor.
A
Silvio le conocemos todos, hemos cantado sus canciones, hemos hecho de ellas
nuestros cantos de lucha y rebeldía, nos hemos emocionado con su compromiso
social, con su situarse al lado del pobre, del débil, del derrotado, con su
amor a la patria. Y aún cantadas mil veces, sus letras nos emocionan como la
primera vez, cobran vigencia con el momento en que son pronunciadas,…y nos
revuelve.
Son dos
hombres de una misma tierra, esa tierra de amor y lucha que hoy nos conmueve.
Podemos echar mucho en su contra, es posible. Pero también es posible que
logremos acercarnos a esa realidad, fallida o no, que no deja de recordarnos
que las cosas se pueden hacer mejor, que algunos ya lo han intentado, que no
importa que no sea perfecto, que hay que intentarlo mil veces, de la manera que
sea posible, pero sin perder en ningún momento de vista al ser humano que somos
y al que tenemos en frente, a nuestro lado o en la distancia, para crecer hacia
un mundo más solidario, más amable, más fácil de vivir, donde importe, y mucho,
la felicidad de todos.
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