Creí que iba a poder dormir. El libro resbaló varias veces entre mis manos cuando, sentada en la cama, me adentré en el mundo que la lectura me ofrecía para evitar que mi propio mundo con su triste eco inundara las horas nocturnas. Creí que, después de todo, podría dormir. Pero la oscuridad trajo consigo todos los recuerdos y mi alma se tensó dolorosamente mientras en el insondable abismo de los cielos, los meteoritos de la constelación de Perseo anunciaban su paseo de estrellas tras la noche de San Lorenzo. Lluvia de estrellas fugaces, lágrimas que atravesarán las sombras, y sorprenderán mi duermevela sin que me atreva a pedir deseos.
QUIZÁ ESTE MOMENTO...
QUIZÁ ESTE MOMENTO...
La vida es un discurrir de momentos. Suelen sucederse sin que apenas reparemos en lo que nos están ofreciendo. Y, sin embargo, en algunas ocasiones, alguno de ellos, se hace presente y nos hace ser conscientes de nuestra propia existencia...
La vida es un discurrir de momentos. Suelen sucederse sin que apenas reparemos en lo que nos están ofreciendo. Y, sin embargo, en algunas ocasiones, alguno de ellos, se hace presente y nos hace ser conscientes de nuestra propia existencia...
sábado, 10 de agosto de 2013
LA NOCHE DE LAS PERSEIDAS
Creí que iba a poder dormir. El libro resbaló varias veces entre mis manos cuando, sentada en la cama, me adentré en el mundo que la lectura me ofrecía para evitar que mi propio mundo con su triste eco inundara las horas nocturnas. Creí que, después de todo, podría dormir. Pero la oscuridad trajo consigo todos los recuerdos y mi alma se tensó dolorosamente mientras en el insondable abismo de los cielos, los meteoritos de la constelación de Perseo anunciaban su paseo de estrellas tras la noche de San Lorenzo. Lluvia de estrellas fugaces, lágrimas que atravesarán las sombras, y sorprenderán mi duermevela sin que me atreva a pedir deseos.
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