La mañana del sábado en que tuvo lugar nuestra última Tertulia amaneció con un engañoso sol que hizo que algunas de nosotras se animaran a subir andando a la hermosa casa que Luci tiene en un pueblo cercano. Las más perezosas cogeríamos el coche para subir también la comida que cada una aportaría al encuentro. Sin embargo, el tiempo cambió y las nubes que llenaron el cielo descargaron una lluvia fresca de verano... Fuimos llegando poco a poco, y poco a poco tomamos posiciones bajo el porche de la casa con el café y el té sobre la mesa y nuestras ganas de escucharnos...
Y empezamos... El tiempo había cambiado aquella mañana como cambiaron los códigos y el poder en Sudáfrica tras la abolición del apartheid...
A Cotzee, premio nobel de literatura 2003, le concedieron por esta magnífica novela el prestigioso premio Booker Prize y ha sido considerada la mejor novela escrita en inglés en los últimos 25 años en el Reino Unido, Irlanda y el Commonwealth. Y no es para menos. De una forma sobria, elegante, sin sobrecargas emocionales, se nos va desvelando una trama que pone al descubierto la violencia y el deseo de dominación, los conflictos que aún subyacen por la diferencia de razas y el interés por el poder.
El personaje central, David Lurie, es un profesor universitario sin vocación que vive en Ciudad del Cabo, divorciado en dos ocasiones, y que con sus 52 años seduce a una de sus estudiantes, una joven mestiza que presionada por su familia y por su novio, le acaba denunciando por acoso sexual.
Lurie opta por no defenderse perdiendo así su trabajo y su reputación, y se refugia en la modesta granja que su hija Lucy intenta sacar adelante en la Provincia Oriental del Cabo labrando la tierra, cultivando flores y cuidando a perros abandonados y enfermos. Lucy vive sola tras separarse de Helen, su última pareja, y cuenta con la ayuda de Petrus, un hombre negro nativo de aquella zona y ambicioso que vive cerca con su familia.
Sin embargo todo se verá alterado cuando ambos sufren un brutal ataque por tres hombres negros: Lurie es rociado con alcohol y quemado, y Lucy es violada quedando embarazada. Ella se instala en el silencio, renuncia a poner en manos de la justicia lo ocurrido, decide tener a su hijo, asume la implicación indirecta de Petrus en todo aquel episodio y acepta un trato con él que la despoja de la propiedad de sus tierra, que ahora pasan a ser de Petrus, a cambio del derecho a cultivarla y conservar su casa.
La cambiante relación de poder entre el hombre blanco y el hombre negro, el paralelismo que se establece en las relaciones basadas en la dominación de uno y otro, la desgracia casi necesaria para alcanzar la madurez, la violencia de los actos humanos, los códigos de conducta, el respeto a las decisiones no compartidas por parte del otro, la compasión que nos hace conocedores del amor (ese amor que se refleja de una forma gráfica en los gestos de ternura del hombre que habla y acaricia a los perros antes de ponerles la inyección letal para acabar con su sufrimiento)..., todos los conflictos en suma que padre e hija viven, no dejan de ser los conflictos de Sudáfrica, una tierra donde aún las gentes buscan su sitio con las heridas de la historia abiertas y supurando.
Aunque en mayor o menor medida, el libro nos conmovió a todas. Nos llamó la atención la sobriedad narrativa del autor, esa falta de profundización en los sentimientos compensada por la precisión de la palabra y del acto para situarnos en su justa y descarnada importancia. Nos asombramos ante la asunción de lo que supone "el ajuste de cuentas" entre las razas, ante el silencio que se establece, ante la tremenda valentía del escritor que, a pesar de ser uno de los autores que más ha condenado el apartheid, deja constancia de sus dudas sobre el verdadero resultado de todo aquel episodio histórico. Nos inquietó el proceso de maduración, de aprendizaje en esa desgracia que no viene sino a redimirnos de nosotros mismos. Nos cuestionamos nuestras más sólidas creencias acerca de lo que significa verdaderamente la dignidad, esa dignidad que pone en la balanza lo que uno es y lo que uno quiere, y cómo conseguirlo, y que nos da la clarividencia necesaria sobre los acontecimientos y las emociones para resurgir de las cenizas.
Una novela dura,inmensa, inquietante, que nos conduce a reflexiones existenciales a pesar nuestro, que nos enfrenta a las circunstancias socio políticas que nos envuelven y condicionan, y que nos deja los maravillosos versos de Byron mirándonos inquisidores desde la lejanía...
Y empezamos... El tiempo había cambiado aquella mañana como cambiaron los códigos y el poder en Sudáfrica tras la abolición del apartheid...
A Cotzee, premio nobel de literatura 2003, le concedieron por esta magnífica novela el prestigioso premio Booker Prize y ha sido considerada la mejor novela escrita en inglés en los últimos 25 años en el Reino Unido, Irlanda y el Commonwealth. Y no es para menos. De una forma sobria, elegante, sin sobrecargas emocionales, se nos va desvelando una trama que pone al descubierto la violencia y el deseo de dominación, los conflictos que aún subyacen por la diferencia de razas y el interés por el poder.
El personaje central, David Lurie, es un profesor universitario sin vocación que vive en Ciudad del Cabo, divorciado en dos ocasiones, y que con sus 52 años seduce a una de sus estudiantes, una joven mestiza que presionada por su familia y por su novio, le acaba denunciando por acoso sexual.
Lurie opta por no defenderse perdiendo así su trabajo y su reputación, y se refugia en la modesta granja que su hija Lucy intenta sacar adelante en la Provincia Oriental del Cabo labrando la tierra, cultivando flores y cuidando a perros abandonados y enfermos. Lucy vive sola tras separarse de Helen, su última pareja, y cuenta con la ayuda de Petrus, un hombre negro nativo de aquella zona y ambicioso que vive cerca con su familia.
Sin embargo todo se verá alterado cuando ambos sufren un brutal ataque por tres hombres negros: Lurie es rociado con alcohol y quemado, y Lucy es violada quedando embarazada. Ella se instala en el silencio, renuncia a poner en manos de la justicia lo ocurrido, decide tener a su hijo, asume la implicación indirecta de Petrus en todo aquel episodio y acepta un trato con él que la despoja de la propiedad de sus tierra, que ahora pasan a ser de Petrus, a cambio del derecho a cultivarla y conservar su casa.
La cambiante relación de poder entre el hombre blanco y el hombre negro, el paralelismo que se establece en las relaciones basadas en la dominación de uno y otro, la desgracia casi necesaria para alcanzar la madurez, la violencia de los actos humanos, los códigos de conducta, el respeto a las decisiones no compartidas por parte del otro, la compasión que nos hace conocedores del amor (ese amor que se refleja de una forma gráfica en los gestos de ternura del hombre que habla y acaricia a los perros antes de ponerles la inyección letal para acabar con su sufrimiento)..., todos los conflictos en suma que padre e hija viven, no dejan de ser los conflictos de Sudáfrica, una tierra donde aún las gentes buscan su sitio con las heridas de la historia abiertas y supurando.
Aunque en mayor o menor medida, el libro nos conmovió a todas. Nos llamó la atención la sobriedad narrativa del autor, esa falta de profundización en los sentimientos compensada por la precisión de la palabra y del acto para situarnos en su justa y descarnada importancia. Nos asombramos ante la asunción de lo que supone "el ajuste de cuentas" entre las razas, ante el silencio que se establece, ante la tremenda valentía del escritor que, a pesar de ser uno de los autores que más ha condenado el apartheid, deja constancia de sus dudas sobre el verdadero resultado de todo aquel episodio histórico. Nos inquietó el proceso de maduración, de aprendizaje en esa desgracia que no viene sino a redimirnos de nosotros mismos. Nos cuestionamos nuestras más sólidas creencias acerca de lo que significa verdaderamente la dignidad, esa dignidad que pone en la balanza lo que uno es y lo que uno quiere, y cómo conseguirlo, y que nos da la clarividencia necesaria sobre los acontecimientos y las emociones para resurgir de las cenizas.
Una novela dura,inmensa, inquietante, que nos conduce a reflexiones existenciales a pesar nuestro, que nos enfrenta a las circunstancias socio políticas que nos envuelven y condicionan, y que nos deja los maravillosos versos de Byron mirándonos inquisidores desde la lejanía...
"Pudo en ocasiones renunciar a su bien por el bien ajeno,
pero no por compasión ni porque debiera,
sino porque alguna extraña perversión del pensamiento
lo llevó a seguir adelante con secreto orgullo
y hacer lo que poco o ninguno hubieran osado..."
Pues sí, las cosas muchas veces no son ni como queremos ni como creemos que deben ser, simplemente son como son.
ResponderEliminarComo siempre un soberbio resumen
Luisa
Gracias Luisa. Ha sido un placer leer a Cotzee y compartir nuestras impresiones. Mi aportación no deja de ser un discreto resumen de un libro soberbio.
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