Somos animales de costumbres. Establecemos hábitos, marcamos rutinas, nos disciplinamos en las reglas, seguimos caminos trazados,... y nos supone un desajuste (más o menos grande) todo aquello que venga a perturbar nuestro entorno cotidiano. Sin darnos cuenta forjamos la querencia, el apego, como característica principal de nuestra esencia .
Querencia a nuestra gente (y aquí incluyo el círculo más cercano de la familia, pareja, ... y el grupo humano con el que nos solemos relacionar "socialmente": amigos, compañeros de trabajo, vecinos...), y apego a las cosas que poseemos.
Y viceversa, querencia a las cosas y apegos a las personas.
Pequeñas o grandes esclavitudes emocionales , el delirante afán de posesión...
Pero dice Buda:
<<"Esta tierra es mía y éstos son mis hijos"... son las palabras que dice el loco que no comprende que ni siquiera él mismo es suyo.>>
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