QUIZÁ ESTE MOMENTO...

QUIZÁ ESTE MOMENTO...
La vida es un discurrir de momentos. Suelen sucederse sin que apenas reparemos en lo que nos están ofreciendo. Y, sin embargo, en algunas ocasiones, alguno de ellos, se hace presente y nos hace ser conscientes de nuestra propia existencia...

lunes, 2 de enero de 2012

UNA VÍCTIMA LLAMADA CAMILLE


Es una pena que Camille Claudel haya sido más conocida por su inestable salud mental que por su gran capacidad creativa como escultora. Ya desde pequeña se puso de manifiesto el enorme talento que tenía y su osadía al saltarse las reglas burguesas del  mundo de hombres de la época que le tocó vivir sufriendo por ello  las críticas que su trangresión le ocasionaba. 
Su vida fue una lucha por afianzar su autoestima: su atormentada relación con Rodin, ante quien se anulaba como persona y como creadora hasta el punto de permitirle que fuese él quien firmase algunas de sus obras,  se convirtió en una competición personal para lograr un reconocimiento profesional que parecía eclipsarse ante la figura magnética del escultor.
Su batalla íntima fue desgarradora. Por una parte la necesidad de ser ella misma, por otra el deseo vital de sentirse querida. 
La fuerte dependencia de Rodin, la renuncia a su propio yo para conformarse al hombre que amaba rindiéndose a sus exigencias y a sus requerimientos, la precipitó en un abismo dónde lo primordial era ayudarle a él a costa de sacrificar su propia actividad artística.
Su arriesgada postura creativa para afianzar su identidad sobrepasó todas las barreras establecidas hasta resultar incómoda a un sistema que finalmente consiguió acallarla internándola en un psiquiátrico los últimos 30 años de su vida.
Camille Claudel, como tantas otras victimas de violencia de género, sucumbió al error de hacer depender su "yo" de su agresor, de ser incapaz de sobrevivir tras el abandono sin la alargada  sombra que él proyectaba sobre su vida.

3 comentarios:

  1. Je, je, je… Te gusta Veermer… Te has ganado un puesto en Contad!

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  2. Vaya, gracias. Estoy de enhorabuena, entonces...

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  3. Bueno, no es un regalo grande, pero sí es un regalo pequeño.

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