Según su Decálogo, lo que mediría el verdadero desarrollo sería que la gente disfrutara del derecho a la vida, "a una vida de duración normal, sin muerte prematura, a la salud física, a la integridad física, a estar protegidos de los ataques violentos, incluidas las agresiones sexuales y la violencia doméstica", o del derecho a poder usar "los sentidos, la imaginación, el pensamiento y el razonamiento de una forma verdaderamente humana".
Es la gran defensora de las Humanidades contra esa corriente generalizada que no quiere sino ver la inutilidad del conocimiento de los grandes pensadores y que considera la filosofía como algo totalmente prescindible: "Vivimos en un clima político histérico. Necesitamos de la filosofía con la misma urgencia que la Atenas de Sócrates".
Totalmente de acuerdo,hay que reivindicar las humanidades y las artes. Si no me equivoco en el instituto han quitado el griego, y en la reforma educativa se suprime el bachillerato musical.
ResponderEliminarUn abrazo,
Luisa