Hay días en que la vida
impregna de tristeza todos sus adornos,
en los que la mirada
(da igual dónde se pose)
no parece ver más que sombras grises,
en los que las palabras
se resisten a salir
y se agolpan en el pensamiento
dejando sucios barrizales
allá donde se empujan unas a otras
sin orden ni concierto.
Hay días en que lo único que espero
es que el tiempo pase,
que vaya discurriendo con su andar cansino
y que recoja a su paso
todo aquello que no soy capaz de darle.
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