Sábado, 10 de diciembre de 2011, 18:00 horas.
Seis mujeres del siglo XXI reunidas para comentar un libro - "Las hermanas Bunner"- que habla de mujeres que desarrollan su existencia en el XIX y cuya autora, Edith Wharton, es bien conocida por "La edad de la inocencia", con una profunda diferencia entre las dos novelas, si bien en ésta última plasmó la alta sociedad neoyorquina, en "Las hermanas Bunner" se acerca a la mediocridad de un barrio y a las monótonas y rutinarias vidas de dos hermanas que atienden un pequeño y precario negocio de arreglos de costura y mercería.
La elección de esta obra se hizo en base a poder compartir lectura y comentarios con otro pequeño grupo de mujeres de Alicante que la habían escogido para su tertulia. Un gesto de acercamiento y comunicación entrañable.
No es cuestión de ponerse aquí a hacer un resumen de la novela, pero sí quiero plasmar sobre el papel las conclusiones a las que llegamos, las ideas que compartimos, las diferencias marcadas por la visión que cada una tenía de la historia, los matices que observamos según nuestra particular forma de ser, de modo que, a lo largo de la tarde, fueron apareciendo pedacitos de nuestras seis personalidades hablando de las hermanas, de sus circunstancias, de sus decisiones, de su forma de vivir la vida y de sus contenidas emociones.
Hubo opiniones comunes tales como la sencillez del lenguaje para trasmitir mucho y mantener la tensión en cuatro líneas, la minuciosidad de las descripciones de la vida cotidiana, la aparición de párrafos sublimes en relación a la comunicación de los sentimientos, los maravillosos tintes rutinarios de los ambientes que envuelven las escenas, la relación casi pictórica de los objetos que enmarcan la casa y que forman parte de la vida de estas mujeres como si ellos mismos tuvieran vida propia y animada, la felicidad anodina de las vidas que discurren sin que ningún acontecimiento las sobresalte, la atmósfera lenta y envolvente, el cambio profundo que supone la irrupción de lo inesperado en la forma de vivir de las protagonistas, la solidaridad de las mujeres vecinas en los momentos difíciles, la visión femenina situada en un marco histórico forjado por hombres.
Y coronando toda la trama, en ese punto filosófico que nos hace pensar, aparece el tema de la renuncia. Fue aquí donde cada una de nosotras dejó traslucir, más allá de los hechos objetivables, lo que nos conforma y nos hace diferentes, nuestra visión de las cosas y nuestra opinión acerca de los acontecimientos. De este modo fueron apareciendo las mujeres que somos con sus opiniones entrecomilladas :
- "... es interesante la asunción de la renuncia absoluta y la satisfacción que le ofrece hasta el punto de querer ir perfeccionándose en ella"
- "...la renuncia a nuestra propia felicidad en pro de la felicidad de las personas que amamos ¿qué nos garantiza? no por ello es segura la felicidad de las personas queridas. La vida es siempre imprevisible y sorprendente"
- "...ese tipo de renuncia no deja de ser una decisión sobre la vida de los demás, un no confiar en las capacidades de los otros"
- "...la renuncia es fácil de asumir porque sabe que no le va a aportar felicidad el no hacerlo, hay un grado importante de egoísmo en la decisión"
- "...la renuncia tiene su punto de cobardía"
- "...la renuncia es la única opción que tiene para su propia felicidad"
- "...en la mujer el valor de la renuncia es superior"
Resultó interesante convenir que la figura masculina aparece como un totem, como el contrapunto de intriga y distorsión, como la pincelada fea y destructiva que revuelve el mundo femenino. Nos pareció conmovedor y humano el sentimiento de culpabilidad que se obtiene cuando nos sorprendemos encontrando defectos en las personas que queremos. Aclarador descubrir que nuestra capacidad de elección está siempre sujeta y conforme a nuestros compromisos morales más intimos. Y, como colofón, la visión última de la novela: esa escena final que parece deslizarse hacia un futuro de apertura y búsqueda de la vida que resurge, como el ave fénix, de las cenizas.