QUIZÁ ESTE MOMENTO...

QUIZÁ ESTE MOMENTO...
La vida es un discurrir de momentos. Suelen sucederse sin que apenas reparemos en lo que nos están ofreciendo. Y, sin embargo, en algunas ocasiones, alguno de ellos, se hace presente y nos hace ser conscientes de nuestra propia existencia...

miércoles, 9 de mayo de 2012

MONICA MOLINA "Pequeño fado"


FACUNDO CABRAL

"Hablando de la vida"
(Próximo recital de La Barraca)
Su infancia cortejó la marginalidad social casi desde el momento de su nacimiento. Conoció y vivió las calles, deambuló desde niño como lobo apartado de la manada, supo del abandono y de la precariedad, hizo guiños peligrosos con el alcohol, experimentó el castigo social a su carácter violento desde la cárcel, entendió desde su analfabetismo la necesidad de saber…
Y aún así, a pesar de toda esta vivencia, o quizá gracias a ella, se presenta ante la historia como uno de esos seres falto de miedo, lleno de coraje, rebosante de una sensibilidad y un pensamiento que viene respaldado por la propia experiencia vital. 
Hombre sencillo, de palabras llanas. Palabras al alcance de cualquier persona que quiera escuchar. Palabras llenas de humor, de anécdotas, de retazos de cotidianidad, de grandeza de espíritu, de optimismo vital nacido de momentos difíciles y sufrimiento profundo.
Incapaz de hacer distinción de personas, lo mismo le daba hablar con las gentes sencillas y pobres de las que era un gran conocedor, que hablar con Jorge Luis Borges sobre temas filosóficos de los que él sabía mucho, no por ser un erudito en la materia, sino por su personalidad reflexiva y meditadora de todo lo que acontece bajo el sol.
Su paseo por la vida ha dejado su nombre asociado a la justicia social, a la lucha por la paz, a los cantos para la libertad, al amor sin límites, a la espiritualidad más terrena, al empeño por defender la cultura y la educación, al testarudo trabajo de hacer grandes las cosas pequeñas, al sencillo culto a la alegría, al acercarse a la sabiduría desde la serenidad.
Cierto es que podíamos haber elegido a cualquier otro. Cualquier poeta de renombre, cualquier autor con efemérides, cualquier escritor de aplaudido peso literario. Es cierto, pudo haber sido cualquier otro.
 Pero Facundo Cabral se nos antojó necesario para los tiempos que vivimos, tan faltos de esperanza, tan llenos de zancadillas.
Y quisimos hacerle presente por esa necesidad que todos tenemos de empezar a ver las cosas de otro modo, de encontrar, de la forma que sea, la manera de empezar a poner todo patas arriba, de saber leer lo que nos rodea, de conocer la esencia del ser humano empecinado en repetir mil y una veces los mismos errores.
Necesario Facundo con su torbellino de alegría alrededor. Necesario para recordar a diario que “siempre, con lo que tengas, se puede, se debe empezar de nuevo“. Que “Tenemos el deber de ser felices”. Necesario para encontrar la manera de abrir las puertas,  de respirar las mañanas, de sentarnos al lado del pobre y del sufriente para recuperarlos y recuperarnos para la vida. Necesario  para encender hogueras que calienten e iluminen.
Necesario para reconciliarnos con lo verdaderamente importante, para no dejarnos arrastrar por el desenfrenado mundo que hemos creado a fin de encontrarle otro sentido. Necesario para ser conscientes de cada respiración, de cada lágrima vertida, de la esperanza que se esconde tras un gesto de ternura, de la aceptación de la muerte amiga que completa nuestro ciclo biológico, de la propia trascendencia en el amor…