QUIZÁ ESTE MOMENTO...

QUIZÁ ESTE MOMENTO...
La vida es un discurrir de momentos. Suelen sucederse sin que apenas reparemos en lo que nos están ofreciendo. Y, sin embargo, en algunas ocasiones, alguno de ellos, se hace presente y nos hace ser conscientes de nuestra propia existencia...

martes, 3 de junio de 2014

VENTANAS ABIERTAS


Casi todos se han ido. La casa, sumida en el silencio, nos ha permitido disfrutar de un poco de soledad bien recibida a las cuatro personas que hemos decidido quedarnos y no acudir a una excursión que prometía ser divertida. 
El sol ha calentado las paredes durante toda la mañana y ha bañado de luz el pequeño jardín, los árboles frutales, la cuidada huerta y el pozo.
Los ruidos cotidianos, lentos y escasos, se han hecho agradables. Y hasta el sentarnos a la mesa ha resultado novedoso, distinto... La conversación ha sido sosegada, pausada, dejando huecos llenos de alegres  silencios . La sobremesa no tuvo prisa. 
Han quedado las ventanas abiertas para dejar pasar los olores de la hierba, el ladrar lejano de un perro, el ligero canto de los pájaros, el zumbido de una abeja, la invitación a la siesta, la libertad del espíritu.


domingo, 1 de junio de 2014

EL PUZZLE


Ayer encontré de forma casual un mensaje que una amiga me había enviado hacía tiempo. Eran apenas tres frases escritas con la sensibilidad que siempre la ha caracterizado y en las que se disculpaba por el poco contacto mantenido. Hacía poco se había muerto su suegra, una mujer de edad avanzada que llevaba mucho tiempo con alzheimer. Ella y su marido habían consagrado sus últimos años al cuidado de aquella mujer, y lo habían hecho sin una queja y sacando siempre a la palestra la anécdota que alegra el alma.
En la breve nota me daba las gracias por respetar su silencio y me decía que ahora le tocaba colocar las piezas de su puzzle, que ignoraba que se le había roto, y que esperaba que no le faltase ninguna pieza...
Cuando recibí aquel mensaje, hace años, recuerdo que me pareció entender perfectamente lo que me estaba diciendo. Sin embargo, fue ayer cuando logré sentir, al releerlo, lo que de verdad le estaba pasando. 
Habían pasado, entre una y otra lectura, dos años...
Ha tenido que pasar el tiempo dejando huellas, han sido necesarias algunas despedidas, se han tenido que hacer presentes las ausencias, ha llegado esa edad en la vida en que empiezas a pensar que hay que apurarse para hacer cosas pendientes, prepararse para los adioses venideros, reencontrarse con lo que hemos ido tejiendo a lo largo de los años, reconstruir el puzzle...
Reconstruirlo con calma, sin el apremio del tiempo, sin la sombra de la tristeza mirando por encima del hombro los avances al encajar las piezas. Reconstruirlo saboreando el momento de la búsqueda, atentos a la observación de todas las caras de la realidad para saber cual de ellas colocar en el lugar oportuno, alegrándonos de la imagen que ya se entrevé.
Hay que terminar de colocar el puzzle, y luego tomarnos tiempo para compartir un café, una conversación, una vida.