Pasó la nube.
La tormenta dejó su rastro
en las calles,
y en el aire… ahora más limpio,
y en la brisa… ahora más fresca.
Pasó la nube…
y nos dejó llenos de agua,
bautizados inesperadamente,
e, inesperadamente, entumecidos.
Pasó la nube.
Nos dejó la vida.
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