Pese a los nublados, las lluvias y las nieblas, se me está haciendo largo este verano.
Todo cansa. Hasta los largos días de ocio, terraza y cervecita fría. Y, aunque sé que luego lo echaré de menos, estoy deseando que llegue el otoño... Vivir esos atarderes de colores dorados y ocres, lánguidos, de vientos cálidos, de olor a castaña asada, de niños con libros, de veladas en casa, de sesiones de cine, de risas detrás de los ventanales mojados, de suelos con mosaicos de hojas...
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