Podría decirte
qué nuevas sensaciones me traen los días,
qué añoranzas me traen las noches...
Contarte, que hoy me han venido aromas de leña
ardiendo en los hogares de las aldeas.
Señalarte el horizonte
con mi brazo extendido,
para mostrarte la esplendorosa quietud
de una gaviota suspendida en el aire.
Podría cerrar los ojos...
detener el tiempo un instante,
un mínimo momento...
Sentarme al lado del camino,
sobre una fría piedra,
y sonreír a los que pasan
ocupados con sus vidas.
Podría referirte mil cosas...
Podría callarme...
Podría preguntarte a ti
qué es lo que tú quieres...
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