QUIZÁ ESTE MOMENTO...

QUIZÁ ESTE MOMENTO...
La vida es un discurrir de momentos. Suelen sucederse sin que apenas reparemos en lo que nos están ofreciendo. Y, sin embargo, en algunas ocasiones, alguno de ellos, se hace presente y nos hace ser conscientes de nuestra propia existencia...

sábado, 13 de julio de 2013

LA SIESTA

Estábamos en las primeras horas de la tarde, cercanas al mediodía, en las que el sol cae a plomo y los gestos se hacen pesados. Nos habíamos sentado a descansar en la escalinata de acceso a la Iglesia al reguardo del calor, guardando silencio y dejando  que la mirada se pasease distraída de una cosa a otra sin detenerse excesivamente en ninguna de ellas. 
Sin embargo aquel hombre, ya mayor, captó mi atención por la juventud que emanaban sus gestos, por la controlada vitalidad de sus movimientos. No estaba solo, le acompañaba su familia. El grupo ya estaba allí cuando llegamos, hablando y mirando el mapa, pero enseguida todos se fueron menos él. Posiblemente  prefirió un momento de descanso mientras el resto continuaba con otras ocupaciones. Permaneció sentado largo tiempo, mirando la vida a su alrededor, quizá ensimismado en sus pensamientos, hasta que el sopor empezó a cerrarle los ojos. Buscó el reposo tratando de flexionar una pierna para apoyar en ella un brazo y sobre éste la cabeza. Pero, la relajación trajo consigo la pérdida del equilibrio, y decidió sabiamente colocar la pequeña mochila a modo de almohada, y echar la siesta.
No pude vencer la tentación de hacerme con ese instante de intimidad despreocupada, de hermoso abandono en el sueño, quizá porque le envidiaba, quizá porque en ese mismo momento también a mí el sopor me vencía y no fui capaz de dejar mi puesto de guardia del descanso ajeno.


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