QUIZÁ ESTE MOMENTO...

QUIZÁ ESTE MOMENTO...
La vida es un discurrir de momentos. Suelen sucederse sin que apenas reparemos en lo que nos están ofreciendo. Y, sin embargo, en algunas ocasiones, alguno de ellos, se hace presente y nos hace ser conscientes de nuestra propia existencia...

jueves, 10 de noviembre de 2011

LOS CUENTOS DE LA INFANCIA


Al final de la tarde, ya casi anochecido, me he encontrado con la agradable visión de los campos salteados de setas. Son preciosas. No las conozco mucho y me es casi imposible ponerles nombre, pero quedé fascinada por la blancura brillante que algunas tenían, apenas veladas por la niebla que empezaba a levantarse de la tierra bajo la luz de la luna.
Y, al igual que esos olores que de repente nos trasladan a otros tiempos, me llevaron a evocar los cuentos de la infancia. Aquellas historias de duendes, de hadas, de animales que hablaban, de finales felices, de peligros insospechados, de imaginación sin límites.
No he sido madre de jugar con mis hijas, de tirarme por el suelo con ellas, ni del pilla pilla, ni del escondite. Pero sí he sido madre de contar cuentos: cuentos cuando se aburrían, cuentos por el simple hecho de que se aficionaran a leer, cuentos para antes de dormir...
Tengo recuerdos maravillosos entorno a las noches en  que me sentaba con ellas en la cama y leía en voz alta, poniendo voces a los personajes, los pequeños libritos que les iba comprando. En los cumpleaños, en Reyes, en cualquier otra celebración, siempre aparecía el regalo rectangular al que ellas, sobre todo la pequeña, llegaron a coger manía.
Supongo que sus recuerdos  y los míos son bien diferentes. Es posible que ellas, ya mujeres, apenas los tengan registrados en su memoria, pero yo los guardo y atesoro en la mía como maravillosos instantes de felicidad doméstica. La atención que prestaban, las miradas perdidas en la imaginación de aquel mundo entrañable y mágico, las risas, las preguntas, las infantiles reflexiones, la placidez del sueño en el que se adentraban blandamente agarradas a sus peluches... ¡Cuantas veces yo misma, vestida de todas las voces del cuento, me he ido a la cama y me he quedado dormida pensando en los gnomos, en las hadas, en los bambalinos...!
Aún conservo parte de esa literatura infantil, que ocupa ahora su espacio en la librería de mi salón, a la espera (¿quien sabe?) de otros niños, otras noches y otros sueños. 

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